Romanesco, Brócoli, los Fractales y la Geometría Sagrada


No apreciamos las verduras ni, en general, los productos que nos da la tierra en la medida que se merecen. Por ejemplo la familia de las coles: coliflor, col de olla, berza, col lombarda, repollo, brécol, coles de bruselas y romanesco, además de ser un gran arsenal anticancerígeno*, también nos enseñan matemáticas y física.

En concreto el romanesco, esa verdura que parece extraterrestre o fruto de algún experimento raro, es una joya con la que nos deleita la Naturaleza desde la antigüedad y que reproduce en sus formas estructuras de Geometría Sagrada.

Muchos creen que el romaesco es un cruce de coliflor y brócoli, pero no lo es. Se trata de una variedad verde de la coliflor italiana que son las más antiguas. También existen coliflores violetas o amarillas pero no tienen esa forma tan singular.

En nuestra huerta cultivamos tanto el brócoli como el romanesco junto con otras coles y siempre nos cautiva la belleza y armonía del romanesco. Y no somos los únicos porque los científicos de nuevo paradigma lo tienen como un emblema. Veamos más de ellos:


El brécol o brócoli es muy rico en vitaminas y minerales, presenta los mismos componentes que el resto de la familia pero de manera más concentrada. Su consumo habitual es útil para combatir la hipertensión, obesidad, los niveles altos de colesterol o el estreñimiento. Un componente del brécol en particular, el SULFUROFANO -compuesto de azufre-, tiene propiedades anticancerígenas y es capaz de matar la helicobater pylori, la bacteria responsable de las ulceras y del temido cáncer de estómago.

El brécol tiene un sabor más suave que el romanesco o la coliflor, es más blando y se cuece antes (de hecho, merece la pena hacerlo al vapor porque escaldado o hervido se deshace demasiado), se puede aplastar con facilidad y, simplemente como guarnición, es un clásico en la comida estadounidense o italiana, donde más cultura hay de su consumo.

Gusta más a los niños que el romanesco.


Su historia está menos documentada que la del brécol, pero se sabe que ya los etruscos disfrutaban de los antepasados silvestres de esta col. Se cultiva en varios países europeos y España acapara el 30% del total, aunque muchas personas aún lo desconocen y es una pena porque, además de llamativa, es muy sana. Comparte los beneficios de su familia y destaca por su vitamina C y K, ácido fólico y minerales, que potencian el sistema inmunológico.

Su sabor no es ni tan intenso con la coliflor ni tan suave y neutro como el brócoli, pero está muy rico y combina muy bien con otras verduras, cereales, pasta, … En casa lo comemos al vapor o en guisos.

Y respecto a su imagen, ¿no os hipnotiza?. El romanesco nos muestra la armónica belleza de todo lo que nos rodea y la estructura matemática subyacente en todo lo creado, desde un átomo a una galaxia, toda la simetría del mundo mineral en una humilde verdura. Junto con las caracolas, los copos de nieves o los girasoles, es la imagen más usada para mostrar las formas geométricas tras ecuaciones y constantes matemáticas como la secuencia Fibonacci o el número áureo.

Lo vemos en este vídeo sobre números, geometría y naturaleza (artículo y fuente):

NATURE BY NUMBERS



“El arte y la arquitectura han hecho uso desde antiguo de muchas propiedades de la geometría y las matemáticas: basta con observar la refinada aplicación de las propiedades que llevaban a cabo los arquitectos del Antiguo Egipto, Grecia y Roma o los artistas del Renacimiento como Miguel Angel, Da Vinci o Rafael. Pero lo que para mí resulta más sorprendente es que muchas de esas propiedades y desarrollos matemáticos también pueden hallarse en la naturaleza”
Cristóbal Vila

Los expertos también llaman al romanesco COL FRACTAL porque su forma cumple una ecuación matemática que se repite desde el primer trozo hasta el infinito. Cada ramita de ella tiene la misma composición geométrica que la col de la que procede.

En este artículo sobre patrones fractales en la naturaleza, dicen esto sobre el romanesco:
Uno de los iconos de la cultura pop fractal, el brócoli Romanesco, manifiesta un exquisito diseño fractal representando el espiral dorado, la proporción áurea pitagórica contenida también en los números de Fibonacci: una estructura fractalizada en la que cada porción nace de la anterior y gesta la siguiente, originada por el factor π.

¿Demasiado cuántico para comernos una verdurita en vinagreta, con bechamel o con arroz?

Pues simplemente disfrutemos de estos prodigios de la naturaleza pero apreciando toda la Magia que transmiten…

—O—

Y quien quiera profundizar en el fascinante mundo de los fractales y Geometría Sagrada, aquí va un vídeo de Dan Winter, experto mundial en este tema y una imagen de una conferencia suya ilustrada precisamente por un romanesco






*Segun la Agencia Internacional para la investigación del cáncer, consumir coles de forma regular puede reducir a la mitad la incidencia de cánceres de pulmón, estómago, colon y piel debido a sus altas dosis de unos compuestos azufrados denominados glucosinolatos que son los responsables de su característico sabor amargo y de su olor picante.

En La Cocina Alternativa: Sobre el cultivo del brócoli y recetas de:


lacocinaalternativa.com